Los grupos de familia Al-Anon (GFA) son una confraternidad de parientes y amigos de alcohólicos que comparten sus experiencias, fortalezas y esperanzas con el fin de encontrarle solución a su problema común, creemos que el alcoholismo es una enfermedad de la familia y que un cambio de las actitudes puede ayudar a la recuperación.
Al-Anon no esta aliada con ninguna secta ni religión, entidad política, organización ni institución, no toma parte en controversias; no apoya ni combarte ninguna causa. No existe cuota alguna para hacerse miembro. Al-Anon se mantiene a si mismo por medio de las contribuciones voluntarias de sus miembros. En Al-Anon perseguimos un único objetivo: Ayudar a los familiares y amigos de los alcohólicos. Hacemos esto practicando los Doces Pasos, dando la bienvenida y ofreciendo consuelo a los familiares y amigos de los alcohólicos y comprendiendo y estimulando al alcohólico.
¿Cómo afecta el alcoholismo?
En Al‑Anon hemos aprendido que el alcoholismo es una enfermedad que afecta a toda la familia, no sólo a la persona que bebe. Aunque durante mucho tiempo se pensó que solo el alcohólico necesitaba ayuda, la experiencia nos ha mostrado que quienes convivimos con él o ella también sufrimos profundas consecuencias emocionales, mentales y espirituales.
Quienes vivimos o hemos vivido con una persona alcohólica a menudo desarrollamos patrones de pensamiento y comportamiento que nos hacen daño. En nuestro intento por ayudar, proteger o controlar al alcohólico, nos vamos perdiendo a nosotros mismos. Nuestra atención se centra tanto en la otra persona, que comenzamos a descuidar nuestras propias necesidades, emociones y bienestar.
Con el tiempo, esta convivencia puede producir:
Ansiedad constante y miedo al futuro.
Sensación de impotencia o desesperanza.
Sentimientos de culpa, vergüenza o fracaso.
Aislamiento social o dificultad para confiar en otros.
Problemas de autoestima y de identidad.
Conductas compulsivas como el control excesivo, el autosacrificio o la negación de la realidad.
Estas reacciones no son exageradas ni infundadas. Son respuestas naturales ante una situación que escapa a nuestro control. Incluso cuando el alcohólico deja de beber o ya no está presente, los efectos del alcoholismo pueden persistir en nosotros. Muchas personas llegan a Al‑Anon sin darse cuenta de cuánto les ha afectado esa experiencia, hasta que comienzan a escucharse en las historias de otros miembros.
El alcoholismo como enfermedad familiar
Al‑Anon considera el alcoholismo como una enfermedad familiar, porque cambia la dinámica emocional y relacional de todo el entorno. Cada miembro de la familia se ve afectado de manera distinta, pero todos desarrollan mecanismos para adaptarse a la tensión, el caos y la incertidumbre. Estos mecanismos, aunque bien intencionados, muchas veces perpetúan el sufrimiento.
Por eso, en Al‑Anon trabajamos en nuestra propia recuperación, independientemente de si la persona alcohólica busca ayuda o no. Aprendemos que no causamos, no podemos controlar ni podemos curar el alcoholismo de otra persona. Pero sí podemos cambiar nuestras propias actitudes, recuperar nuestra paz interior y vivir con mayor serenidad, un día a la vez.
Un camino hacia la recuperación
En Al‑Anon descubrimos que no estamos solos. Compartimos nuestras experiencias con otras personas que han vivido situaciones similares y encontramos fortaleza en la comprensión mutua. A través de los Doce Pasos, las reuniones, la literatura y el apadrinamiento, comenzamos a sanar las heridas que dejó el alcoholismo en nuestras vidas.
Recuperamos la capacidad de elegir, de cuidarnos, de poner límites sanos y de reconectar con nuestras emociones. Aprendemos a vivir sin depender del comportamiento de otra persona y a confiar en un Poder Superior que puede devolvernos la cordura y la esperanza.